chivos expiatorios en familias disfuncionales

Sergio Montes Navarro
4 min readJul 12, 2023

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Las familias disfuncionales exhiben una fachada de harmonia y unidad, tanto con el mundo exterior como dentro de la familia misma. Sin embargo, estas familias a menudo están lejos de ser saludables. Si bien pueden proteger al maltratador principal, es importante reconocer que los otros miembros de la familia tampoco son inocentes, ya que ellos mismos son o abusadores o personas fáciles de manipular, obedeciendo voluntariamente las demandas del maltratador, buscando sentirse especiales y ganar favores.

Un ejemplo… digamos que es ficticio: un padre llamado Ben ve que su mujer, Carmen, esta metiendo cizaña, diciendo a su nieta “tu madre es mala, que mala es tu madre”, y cuando el hijo, Danilo, padre de la nieta, se da cuenta de lo que esta ocurriendo, obviamente se enfada, la madre Carmen rompe a llorar haciendose la victima, falsamente acusando a su hijo Danilo de atacarle, y el padre Ben, en vez de actuar con justicia y pedir explicaciones a su mujer Carmen, la protege y ataca a su hijo Danilo, acusandole de estar trastornado o excesivamente nervioso, a pesar de haber sido testigo del maltrato. En este caso el padre no es inocente sino complice del maltrato a su hijo y nieta.

El maltratador normalmente emplea tácticas de manipulación como el bombardeo amoroso y se presenta a sí mismo como la víctima del presunto abuso de la víctima. A pesar de ser conscientes de las contradicciones y el caos creado por el maltratador, los secuaces dentro de la familia optan por defender al abusador y minimizar el maltrato. Rápidamente olvidan los horrores y vuelven mendigar la buena voluntad del maltratador, buscando regalitos, halagos y otras migajas.

La culpa del maltrato se traslada a la víctima, a quien se presenta como inestable o amargada, y la familia disfuncional se niega a aceptar la verdad. Esperan que la víctima haga lo mismo, fingiendo que el abuso nunca ocurrió o minimizando su gravedad. Si, por ejemplo, la victima a sido pegada e insultada, lo justifican diciendo que es porque la victima se pone demasiado nerviosa o que esta “atacada”.

El apoyo de una familia disfuncional al chivo expiatorio es raro, ya que priorizan mantener el favor del maltratador y proteger la imagen de la familia por encima de defender la verdad. Es inútil esperar que lleguen a sus límites y reconozcan la realidad de la situación. En cambio, es esencial dejarles atras, seguir adelante y construir una nueva familia con amigos e individuos que realmente lo amen, lo respeten y lo protejan.

En esta dinámica disfuncional, ciertos miembros de la familia adoptan un papel conocido como el de “mono volador”, ayudando al maltratador con informacion que puede ser usada contra el chivo expiatorio o incluso acosando al chivo expiatorio (“mono volador” es un termino adaptado del cuento “El Mago de Oz”, en el cual monos voladores trabajaban como espias para la bruja). El maltratador utiliza a estos individuos conocidos como “monos voladores” para protegerse, particularmente cuando las historias de la víctima comienzan a salir a la luz pública.

El maltratador apunta estratégicamente a una persona como víctima y a otros como una cortina de humo para ocultar su verdadera personalidad. Si bien los monos voladores pueden a veces llegar a sentirse enojados o traicionados, el maltratador emplea tácticas de bombardeo amoroso y manipulación para atraerlos de nuevo, haciéndolos ver el mundo desde la perspectiva del maltratador.

Los monos voladores protegen al maltratador por varias razones. Pueden sentirse atraídos por el poder percibido del maltratador y querer alinearse con ellos. Algunas personas tienden a pisotear a los débiles y pueden ser propensas a culpar a las víctimas. Estar en el favor de un abusador puede hacer que se sienta superior o especial.

El maltratador gestiona cuidadosamente su relación con los monos voladores, manipulándolos constantemente y haciéndolos sentir valorados. A veces, los monos voladores creen genuinamente que la víctima es el perpetrador, mientras que otras veces simplemente eluden la responsabilidad y quieren verse a sí mismos como “buenas personas”.

En última instancia, las familias que protegen a los maltratadores son cómplices del maltrato ya que hacen la vista gorda ante el sufrimiento de la víctima. La falta de contacto con la familia disfuncional es a menudo la única forma de liberarse de su ciclo de abuso, ya que son incapaces de cambiar.

Al irse y formar nuevas relaciones basadas en el amor, el respeto y la protección, las víctimas pueden crear una vida más sana y feliz para ellas mismas. El chivo expiatorio es el saco de boxeo/cubo de basura/retrete de toda la familia. Cuando tratas de salir de ese rol defendiéndote a ti mismo, solo aumentan el maltrato para forzarte a regresar a ese rol. Las familias que tienen un chivo expiatorio no están bien. No se ocupan de su mierda como la gente normal. Te lo echan encima. A menudo es por eso que, cuando el chivo expiatorio se va, la familia implosiona desde dentro y todos se vuelven unos contra otros. No hay forma de que puedas quedarte con ellos y no ser el chivo expiatorio.

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