La Paradoja de la Libertad

Sergio Montes Navarro
2 min readOct 23, 2024

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El cosmos no espera,
te tira, te arrastra a través de la oscuridad,
a través de la luz — quieras o no.
Rendirnos no es desmoronarse,
sino caer en la totalidad,
ser llevado por la gracia de la corriente,
una hoja en el baile, liberada, completada.

Resistes, luchas contra la marea,
pero la resistencia es una prisión,
y la libertad? Una rendición.
Las estrellas parpadean no con paciencia
sino con verdad — atemporal, sin prisa.
Te aferras a relojes,
a cuentos de lo que fue,
a miedos de lo que podría ser.
Pero el tiempo es un río,
y no puedes detener su flujo.

Pasa o te arrastra,
pero resiste y siente el peso del tiempo
presionando su mano de hierro sobre tu pecho,
pues las estrellas, indiferentes a tu lucha,
te empujarán adelante de todas formas.
La paradoja, amigo mío, es esta:
cuanto más luchas, menos posees.

La libertad no está en la batalla,
sino en el desprendimiento,
en soltar la cuerda que quema tus manos,
confiando en la corriente
para llevarte donde necesitas ir.
Ser verdaderamente libre es dejar de aferrarse,
y en esa quietud, ser mostrado:
La libertad no es la ausencia de destino,
sino confiar y navegar su cambiante corriente.

Nadas con las estrellas,
o te ahogas en su reflejo.
La elección es tuya,
pero el río fluye igual.
Déjate llevar, y las cadenas se disuelven —
resiste, y estarás atado a soñar.

Rendirnos, no en derrota,
sino en saber —
el cosmos se mueve,
y tú también debes hacerlo.
La libertad vive en la quietud serena,
donde el miedo se disuelve,
donde el futuro ya no te araña.
Deja que el universo te doble,
te moldee como agua sobre piedra,
hasta que estés lo suficientemente pulido para fluir.

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